sábado, 11 de abril de 2009

Campos electromagnéticos y culpabilidad colectiva

http://img4.imageshack.us/img4/7947/img20090210194407lorenz.jpgLorenzo Doreste Suárez

Catedrático de la ULPGC

La mayoría de las sociedades desarrolladas es proclive a rechazar las culpabilidades colectivas; prefiere buscar

individuos que paguen por todos. Víctor Hugo esbozó este problema en “Los miserables”, cuando Mario,

desde una barricada callejera, razona que vendrá una amnistía general, pues no se puede meter en la cárcel a tantos

revolucionarios. Asimismo, se rechazan las culpabilidades heredadas. Los españoles actuales no tenemos ninguna

culpa de las tropelías de Hernán Cortés o Francisco Pizarro, pero sí de las que están cometiendo ahora las empresas

españolas en América Latina. Un banco que en España cobra un crédito hipotecario al 4,6 %, en Colombia lo puede

cobrar al 31,46 %, que era el máximo permitido por la ley cuando estuve allá en 2000. (Antes lo cobraba a más del

50%). Sin embargo, si queremos señalarle a una sociedad su responsabilidad o su culpabilidad colectiva, tenemos que

tener cuidado, pues muchos individuos nos contestarán que ya tienen bastantes preocupaciones con sacar a su familia

adelante, y no tienen tiempo de ocuparse de América Latina, ni de Irak, ni de Palestina…

Revista El Digital - ULPGC

http://www.eldigital.ulpgc.es Potenciado por Joomla! Generado: 15 March, 2009, 00:09

Hay un tema en el que sí podemos decirle a cualquiera por la calle: “Si usted no hace algo para evitar este

problema, es culpable de todas las consecuencias, que están perjudicando de forma directa y grave a su propia

familia”. ¿Qué tema es éste? El de los campos electromagnéticos y sus terribles, sus letales consecuencias en

la salud de personas y animales.

Está científicamente más que demostrada la nocividad de las ondas electromagnéticas generadas por las corrientes

eléctricas y por las microondas, es decir: Telefonía, telefonía móvil, radiofrecuencias, telefrecuencias, radares civiles y

militares, etc.

El tema es inmenso; mi espacio, corto. Así que remito a mis lectores a Internet. Busquen primero “Declaración de

Friburgo, electromagnético” y verán la experiencia clínica de bastantes médicos alemanes y sus interesantes

propuestas para paliar esta hecatombe: Reducir límites de potencia de emisión de radiaciones; derecho de la población a

participar en las decisiones de colocar o no antenas; zonas libres de antenas, análogas a las zonas peatonales o libres

de coches, etc.

Después busquen evidencias científicas, debidas a la labor impagable de investigadores como éstos: “Darío

Acuña Castroviejo” (Universidad de Granada); “Emilio Mayayo” (Universidad Rovira i Virgili),

“estudio israelí Wolf y Wolf, 2004”; estudio alemán “Eger y otros, 2004”; “Alfonso

Balmori Martínez”, (biólogo de Castilla y León). Problemas oculares: “Dovrat electromagnético 2005”.

De audición: “García Callejo electromagnético 2005”. Barrera hematoencefálica: “Salford

2003”. Otros estudios: “Hutter”, “Santini”, “Oberfeld”, etc.

Nuestra Universidad de Las Palmas de Gran Canaria tiene que ser abanderada de la lucha contra la contaminación

electromagnética, con valentía. Debemos ser capaces de decirle a cualquiera, sin acritud, con una mirada de afecto.

“Perdone, pero si usted no hace nada, por modesto que sea, en la lucha contra la contaminación

electromagnética, está incurriendo en una responsabilidad criminal, no ante la ley, porque la ley española está

atrasada, sino ante los que hemos tomado conciencia del problema”.

Y añadir: “¿Tiene usted niños pequeños, incluso bebés? Pues su responsabilidad es muchísimo mayor”.

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